PERFIL

jueves, 20 de enero de 2011

la caja de cristal - septima parte

Los rayos del sol la despertaron esa mañana. Serafina se estiró en su calida cama y abrió los ojos pero...algo no estaba bien...ella se encontraba en su cama...y Stefan??
Ella se levantó de golpe, como si hubiese visto una araña en su cama. "No...no pudo haber sido un sueño", se repetia constantemente mientras se agarraba la cabeza con ambas manos intentando comprender lo que habia sucedido.
- Hija, es hora de tus clases! -Grito su madre desde la cocina.
- Si mamá ya voy. - Respondió mientras daba vueltas en su pequeña habitación.
¿Que habia sido todo eso? ¿Existia o simplemente lo habia inventado? Sólo habia una manera de averiguar lo que habia sucedido...tenia que volver a la playa!
Decidida, salió de su habitacion llevando su bolso consigo.
- ¿Piensas ir asi? - preguntó su madre con una sonrisa en su rostro.
- si ¿por?
- todavia tienes puesta tu ropa de dormir - dijo su madre al mismo tiempo que Serafina se daba cuenta y corria a su habitación a cambiarse.
Mientras se cambiaba de ropa, Serafina seguia pensando en todo aquello que habia ocurrido.
- Si fue real...tuve que haber estado ausente por varias horas...quizas dias! - pensaba Serafina en voz alta. Luego se dirigio nuevamente a la cocina donde su madre ya tenia la mesa lista con el desayuno.
- Mamá...necesito preguntarte algo...
- Si que sucede?
- eehh...¿cuanto tiempo estuve ausente?
La madre de Serafina la miro confusa.
- ¿A que te refieres?
- Si...que cuanto tiempo estuve afuera...
- pero si no te has ido...hija, ¿sucede algo? - pregunto con preocupacion.
- No mama nada...no te preocupes...
Serafina termino su vaso de leche fria y su pan con manteca y tomo su bolso y salio a clases.
Esa tarde no se pudo concentrar. No podia dejar de pensar en Stefan ni en todo ese nuevo mundo que habia visto. El frio y la nieve era el recuerdo que mayor impresion le habian dejado. Recordaba que incluso llegó a temblar a causa de la baja que hubo esa dia. Era imposible que algo como aquello haya sido solo un invento de su imaginacion.
La oveja ese dia no ayudaba para nada y la falta de concentracion de Serafina hicieron que la maestra le llame la atencion. En ese momento todas las demas chicas se dieron vuelta. Jamas le habian llamado la atencion.
- Esta bien...se lo merece por engreida - le dijo Liz a su compañera Azul.
Liz era del grupo de las niñas populares, una de las tantas postuladas a futura esposa de Dean, de hecho, todos en la aldea suponian que Liz seria la elegida por su belleza y por ser descendiente de una de las familias fundadoras al igual que Dean.
Liz era de estatura promedio. Brillante pelo negro, ondulado y largo, ojos color marron y piel tan blanca como el algodon. Tan agraciada como una gacela, de modales impecables. Su unico defecto era que no era buena trabajando...en realidad no le interesaba aprender. Ya daba por sentado su casamiento con Dean y al venir los dos de muy buenas familias lo mas seguro era que tendrian personas trabajando en su casa asi que...¿para que desperdiciar tiempo en aprender a tejer y cocinar y demas? Por esa razon, no era de las que sobresalia, en su lugar lo hacia Serafina y eso le causaba celos a Liz.
- No seas asi. - Dijo Azul - Parece que algo le preocupa...nunca le paso algo como esto...
- Si, como sea, hoy mis padres arreglaron una cena con los padres de Dean...Papi va a proponerle a su papá lo de nuestro casamiento! ¡¡que emocion!! Pronto sere toda una señora! y no tendre que estar haciendo estas cosas! - Dijo mientras miraba a la oveja con cara de pocos amigos.
- ¡Que bueno amiga! Espero que salga todo como lo tienes pensado.
- Si, ya es casi seguro! los padres de Dean no se negaran y Dean...bueno...lo he visto mirarme...asi que estoy segura que le gusto!
Las clases de Serafina terminaron por lo que ella salio corriendo en direccion hacia la playa. No habia dejado de pensar en lo que habia sucedido en todo el dia.
- Hola! - dijo una voz y una persona se detuvo frente a ella bloqueandole el camino hacia la playa.
- Ah.. hola Dean eres tu - Respondio Serafina intentando seguir su camino
- Si...veras necesito hablar contigo
- ¿puede ser en otro momento? Estoy algo apurada - respondio con su mirada en direccion hacia la playa.
- es que solo necesito una respuesta, que me digas si o no. - dijo Dean intentando encontrarse con su mirada.
- si, si, lo que sea si - dijo Serafina y salio corriendo hacia la playa.
- Muy bien! pero recuerda que dijiste que Si! - le grito Dean con una sonrisa de oreja a oreja.
Serafina finalmente llego a la playa y se dirigió hacia donde recordaba que habia escondido la valija donde habia encontrado la pequeña caja de cristal. Quitó las hojas de palmeras y las ramas pero no pudo encontrar nada. Se sentia tan confusa...ella estaba cien por ciento segura que habia dejado esa valija alli, pero la valija no estaba, ni los vestidos...
Desilusionada volvió a su casa. Ya anochecia y todos habian terminado la jornada. Padres e hijos volvian juntos a casa.
Serafina abrió la puerta, dejo su bolso en el suelo y entró a su casa.
- Hija tenemos que hablar. - dijo su madre al verla entrar.
- Ahora no madre, estoy cansada y quiero dormir...
- Si...sera mejor que duermas y descanses bien hoy ya que mañana sera un gran dia! Ve, ve, hablamos mañana!!
Serafina miro a su madre algo confusa...¿que habia sucedido? pero ella estaba tan cansada y desilusionada que solo queria dormir. Se tiro en su cama y al apoyar su cabeza sobre la almohada, algo duro la golpeó.
Serafina metio su mano bajo su almohada y para su sorpresa alli estaba, la prueba de que todo aquello no habia sido un sueño! Alli se encontraba la pequeña caja de cristal y junto a la caja un par de fotografias.

domingo, 14 de febrero de 2010

La caja de cristal - sexta parte


Mientras ella continuaba hablando sobre su vida en aquel desconocido lugar, el miraba fijamente aquella pequeña y transparente caja. A sus ojos no habia nada fuera de lo comun, era algo completamente ordinario sin nada que la hiciese parecer "especial".
Era imposible que eso funcionase como teletransportador. Todo parecia salido que una pelicula de hollywood, la chica, la situacion, el objeto, incluso se pregunto si ella podia llegar a ser un extraterrestre, era algo tonto de pensar pero tantas cosas habian sucedido que a esa altura todo podia ser, una loca de un manicomio, un extraterrestre, incluso una camara oculta donde en algun lugar alguien se estaba riendo a escondidas de lo tonta que puede ser la gente.
-Esa mañana yo...- ella llegaba a la parte donde comenzaba a contarle la historia con detalles de como habia encontrado la caja. Stefan la escuchaba atentamente, la nieve habia dejado de caer y comenzaba a haber movimiento en la calle. A pesar de que ya era tarde la gente disfrutaba dar largas caminatas por el parque y pronto se vieron rodeados de parejas caminando o paseando a sus perros.
El seguia prestando atencion al relato q ella le contaba pensando que encontraria alguna pista que ayude a resolver ese misterio, parecia no haber nada en especial pero algo tenia que haber. Comenzo a pensar cuidadosamente, a repasar todo los detalles que ella habia mencionado sin dejar afuera uno solo. A menudo se preguntaba que hacia el en una situacion asi? por que no decirle "bueno debo irme, que tengas suerte" ? pero por otro lado de verdad sentia curiosidad por saber por lo tanto decidio continuar.
"La playa, una valija, fotos, ropa, papeles y una caja..." Constantemente lo repetia una y otra vez hasta que las palabras perdian sentido en su cabeza. La unica conclusion a la que pudo llegar fue que todo eso de alguna manera habia llegado a ella y lo mas logico fue pensar que en algun lugar hubo un naufragio y la marea arrastro la valija hacia la playa. Aunque eso no explicaba el incidente con la caja de cristal por el momento era lo mas lejos que podia llegar.
El frio comenzaba a sentirse y todos comenzaban a irse a sus hogares, en ese momento stefan penso en algo que podria ayudarlos a revelar ese misterio...un cyber cafe. Eso era, buscaria informacion sobre recientes naufragios y algo tendrian que encontrar. Ella lo miraba con curiosidad hasta que el le comento su plan y aunque ella no sabia lo que era un cyber cafe, accedio a su propuesta.
Ambos se levantaron y una vez de pie comenzaron a caminar. Serafina sentia las piernas entumecidas y le resultaba dificil caminar, extrañaba su casa y la calidez de aquel lugar ya que nunca habia sentido tanto frio como en ese momento. El suelo parecia hecho de cristal debido a la escarcha. Ella intento caminar normalmente pero el suelo estaba demasiado resvaloso, tanto que patino, cayo al suelo y junto con ella la pequeña caja de cristal. En ese momento la caja se abrio una vez mas.

lunes, 4 de enero de 2010

La caja de cristal - quinta parte


En unos pocos minutos todo se cubrio de un manto blanco. Parecia que una amplia alfombra de terciopelo se habia extendido a sus pies y ella en su ingenuidad se inclinó para sentir su suavidad pero se encontro con algo totalmente frio que dejó sus pequeñas manos coloradas.
-Nunca habias visto nieve ¿verdad?-preguntó Stefan. Ella lo miró y respondio con toda confianza -No, y tampoco sabia que podia existir un lugar tan frio! En el lugar donde yo vivo el clima es calido todo el año, incluso cuando llueve.- A pesar de todo Serafina se sentia bien, estaba a gusto, deslumbrada y habia perdido la nocion del tiempo y recordar el clima en su aldea trajo a su mente imagenes de su familia y de su madre preocupada por su desaparicion y a todos sus vecinos buscandola. De alguna manera tenia que volver y necesitaba ayuda por lo tanto no tenia otra opcion que confiar en Stefan y contarle todo, pero ¿como empezar?
La noche ya habia llegado y con ella la hora de la despedida. Stefan dudaba mucho en dejarla asi, tan sola, pero si ella no le decia nada el no podria ayudarla. Ya habia intentado preguntarle y ella simplemente esquivó el tema. Era lógico, se acababan de conocer y ella no iba a revelarle su secreto a un extraño que se encontro casualmente en la calle y a pesar de haber pasado un dia juntos no era tiempo suficiente como para lograr que ella confie en el. Por otro lado tampoco queria dejarla, la veia tan fragil, tan perdida y sus ojos revelaban una inocencia que jamas habia visto en su vida. La manera en como se sorprendia con cada detalle de lo que la rodeaba, como disfrutó de algo tan común como una taza de cafe, su interés por tocar la nieve, por conocer todo lo que el ya conocia y convivia a diario, todo eso le gustaba, le atraia, le generaba curiosidad y le hacia preguntarse en que momento todo se convirtió en una rutina y dejo de disfrutar. Definitivamente le gustaba y no queria dejarla alli sola por lo tanto hizo su ultimo intento.-Necesitas ayuda ¿verdad? - Fue como si hubiese leido su mente. En ese momento ella pensaba exactamente que necesitaba ayuda para volver a casa por lo tanto se armo de coraje y decidió finalmente confiar en el. -Si...la verdad es que no se como llegar a mi casa...- Fue un comienzo medio pobre, pero un comienzo en fin. Estaba muy nerviosa y el lo sabia pero no queria que la situacion se vuelva tensa. Ambos se dirigieron hacia una plaza y se sentaron en un banco. La nieve ya habia cesado y solo quedaban los restos de aquello que parecia una alfombra de terciopelo blanca. Una vez sentados ella se abrazo a sus rodillas y finalmente abrio su boca: -Vengo de una pequeña aldea, no se donde queda y no se exactamente como se llama porque se suponia que eramos las unicas personas y que no habia mas aldeas al rededor y nunca le preste atencion al nombre - Su voz sonaba cada vez mas nerviosa y el la miraba atentamente. - Y la verdad es que no se como llegue, yo solo estaba en mi casa mirando la caja de cristal que encontre en la playa y todo dio vueltas y llegue a este lugar y no se como volver - Stefan no entendia nada de lo que ella estaba hablando, todo sonaba a una gran mentira pero al ver la desesperacion en los ojos de Serafina comprendió que no lo era. - Dejame entender esto. Estabas en tu casa con la caja que encontraste y apareciste aqui, y ¿como es eso de que son los unicos? ¿nunca habias estado en otro lugar o conocido a otras personas? ¿Donde encontraste la caja? - Muchisimas preguntas habian en la cabeza de Stefan, todo era demasiado confuso para el ya que ella lo habia dicho todo sin rodeos, sin explicaciones, pero aparentemente eso le habia quitado un peso de encima a Serafina y ahora parecia estar mas tranquila. -En mi aldea somos los unicos habitantes, se suponia que eramos los unicos en el mundo o por lo menos eso es lo que se cree desde hace cientos de años. Nadie se preocupa por eso, nunca conocimos a nadie diferente y jamas nos preguntamos si habian mas personas mas alla de los limites, pero hace unos dias cuando caminaba por la playa encontre algo entre las piedras y en su interior habian ropas de un material que no conocia, imagenes, entre ellas una del lugar donde nos encontramos, y una caja de cristal. Por miedo a lo que pudiese suceder escindi todo y traje a mi casa la caja con las imagenes y mientras observaba la cajita algo sucedio que apareci aqui.
- ¿Magia?- pensó Stefan en su interior. Todo sonaba a un cuento de hadas, pero ella hablaba de un lugar desconocido que ignoraba la existencia de otras personas, de limites y de una caja magica que al parecer transportaba personas. La curiosidad estaba totalmente despierta y con ansias de saber mas y el comentario de los limites daba vueltas en su cabeza. - ¿Podrias explicarme eso de los limites? Preguntó. La curiosidad habia ganado. -Las familias fundadoras marcaron limites en la aldea. Nadie puede ir mas alla de las montañas ni mas alla del mar porque es muy peligroso y las personas que cruzaron los limites nunca volvieron asi que no sabemos que cosa hay del otro lado.- respondio ella mas tranquila. -Pero...¿nadie nunca se preguntó por que no podian cruzar?- Serafina se detuvo un momento a pensar. Era cierto, ella vivia tan bien y tan tranquilamente que nunca se lo habia preguntado. -No nadie se lo ha preguntado. Llevamos una vida tranquila sin necesidades y a decir verdad...a nadie le interesa que hay mas alla...y de haber algun interesado se le recuerda a los que no volvieron, pero no han habido interesados en años.-
Mas preguntas se formulaban en la mente del joven, pero ahora habia que resolver lo mas importante...el misterio de la caja de cristal.

domingo, 22 de noviembre de 2009

la caja de cristal - cuarta parte


La mezcla del café con chocolate y crema fue algo totalmente inexplicable para ella. No sabia que tal magnifica combinacion de sabores existía! De hecho, ni siquiera sabia que la crema y el chocolate existían, solo conocía el café, ya que era una de las semillas que se trabajaban en su pequeño pueblo. Serafina cerro sus ojos saboreo como nunca su primer sorbo, como si fuese una experta catadora de vinos. Stefan la miraba con curiosidad, la forma en que ella sujetaba con ganas su gran vaso blanco y verde. Pensó que era lógico debía tener frió y mas después de aparecer vestida con esos trapos. El sol se escondió y la temperatura descendió y ambos continuaban en la cafetería sin decir una palabra, ella fascinada con el mundo que había encontrado y que todavía le faltaba explorar y el fascinado con la inexplicable curiosidad de ella, lleno de intrigas y con mil preguntas para hacerle, pero por donde empezar? era claro el hecho de que ella no era de ese lugar, que por su expresiónhabía tomado capuccino y hasta dudaba si alguna vez había probado el café y por su vestimenta definitivamente no pertenecía a ese lugar. Una cosa si era segura, ella estaba perdida y el ya se encontraba demasiado involucrado como para dejarla sola. "La curiosidad mato al gato". Esa frase no dejaba de sonar en la cabeza de Stefan, pero como no preguntar si ya estaba totalmente involucrado en el asunto? Asi que con este razonamiento se decidio. - Y bien...De donde eres? - Fue la primer pregunta como para romper el hielo. Serafina se sentia algo confusa. Debido al hecho de que nunca habia salido de su pequeño pueblo, esta era la primera vez que le hacian esta clase de pregunta y debido a que pensaba eran los unicos sobre la tierra nunca se preocupo por saber de donde venia. - Soy de un lugar... - Esa respuesta por lo menos le daria un poco de tiempo para pensar. Seguramente en la escuela tuvo que haber aprendido el nombre de su aldea, hasta que finalmente se acordo. -...de un lugar llamado Mauwi- Lo que en realidad recordo fue que su escuela tenia un cartel que decia "Escuela de Mauwi" y que una de las familias fundadoras era de apellido Mauwi, y tambien era el apellido de Dean por lo tanto era un razonamiento logico. - Es la primera vez que escucho ese nombre... en que lugar del mundo queda? - No lo se es la primera vez que llego a este lugar...- Era una conversacion algo confusa, ella por primera vez no sabia de donde venia, el no entendia como ella no lo sabia. - quisiera conocer mas este lugar, vamos a caminar! - sugirio con entusiasmo para desviar la conversacion y evitar mas preguntas. Serafina todavia no confiaba en el, no podia decirle asi como asi que una pequeña caja de cristal la habia llevado a ese lugar, todavia no conocia el funcionamiento de ese nuevo mundo y no sabia que podia suceder. El afirmo con la cabeza y ambos dejaron el lugar. Afuera hacia mucho frio y el cielo se habia puesto de un color rosado. Serafina no podia dejar de mirar hacia arriba, era la primera vez q veia algo asi y un pequeño copo de nieve blanco descendio lentamente y se poso en su nariz.

sábado, 24 de octubre de 2009

La caja de cristal - tercera parte


Todo al rededor comenzó a girar rápidamente, tanto que solo se veían vivos colores mezclandose a su al rededor, como si un arco iris gigante la estuviera cubriendo, como si se encontrara en el centro de un tornado. Pese a que ella no se movía, tantos colores y tanto movimiento a su al rededor hicieron que comenzara a sentirse descompuesta y justo cuando creyó que ya no podría aguantar mas todo se detuvo. Cayó arrodillada al suelo, se sentía muy aturdida y mareada, realmente no entendía lo que había sucedido. Poco a poco comenzó a tomar conciencia del lugar donde se encontraba. Se dio cuenta que sus manos y sus rodillas estaban sobre algo duro que precisamente no era tierra, era mas bien duro, áspero y gris, lo que había causado unos pequeños raspones en sus rodillas, luego sus oídos comenzaron a percibir uno a unos los sonidos que la rodeaban, sonidos de todo tipo; agudos, graves, largos, cortos, aturdidores pero todos ellos completamente desconocidos. Se sentía muy confundida. - ¿Estas bien? - fue lo siguiente que escuchó y finalmente levanto su cabeza. Los ojos de Serafina se encontraron con otros ojos grandes y redondos color verde agua que la miraban curiosamente, con mucha intriga y algo de preocupación. - No me digas, ¡eres la muchacha que se escapó del manicomio la semana pasada! Tendrías que disimular mas, con esa ropa seguramente alguien podría reconocerte y llevarte de regreso, de todos modos no te preocupes que no voy a ser yo esa persona, pero ahora que lo pienso bien... la descripción física no encaja del todo contigo además...no te ves como una persona de 35 años... Serafina no entendía absolutamente nada de lo que había ocurrido, no sabia en donde se encontraba, no sabia como había llegado hasta allí y ¿quien era ese extraño que le hablaba? Tantas preguntas hacia que le duela la cabeza, pero había una sola manera de responder a esas preguntas y era respondiendo a quien le estaba hablando. Se supone que uno por razones de seguridad no debe hablar con extraños pero a ella nadie le había enseñado eso ya que toda su vida vivió en una pequeña aldea aislada de todo el mundo y creyendo ser los únicos habitantes, por lo tanto al conocerse entre todos no habían razones para enseñarle a no hablar con personas desconocidas, así que respiro profundo y finalmente habló. - ¿Quien eres? fue lo primero que se le ocurrió preguntar. - Me llamo Stephan - dijo el joven quien continuaba mirándola de manera curiosa. - Ah...- Se incorporo y por primera vez miró a su al rededor. Sus ojos y su boca se abrieron enormemente al darse cuenta del lugar en donde se encontraba. Veía grandes edificios tan altos que no le alcanzaban los ojos para mirarlos enteros, habían tantos que el cielo a penas podía verse, también veía miles y miles de personas, que pasaban a su lado, ninguna parecía notar su presencia, caminaban muy rápido, como si tuviesen alguna urgencia. Luego comenzo a observar mas detenidamente hasta notar que todo lo que veía le resultaba familiar. - ¡Las imagenes! - Fue lo siguiente que pudo decir. Ahora su acompañante estaba realmente confundido. - ¿Perdón? ¿Quien eres? - Pregunto él totalmente intrigado. - ¡Si! ¡es igual a las imagenes que vi! ¿En donde estoy? - Preguntó nuevamente ignorando por completo lo que Stephan había preguntado. - ¿No sabes en donde te encuentras? ¿Acaso no eres de aquí?- Ella afirmó con la cabeza -Te encuentras en New York, mas precisamente en Madison Square Garden. ¿Vas a responderme quien eres? - Lo siento, soy Serafina - respondió sin dejar de mirar a su al rededor. - ¡Vaya nombre! y ¿como llegaste hasta aquí?- -No lo se, simplemente estaba en mi casa mirando las imagenes y aparecí aquí. - dijo con toda inocencia. Stephan comenzo a reír creyendo que era una broma, pero al ver que ella no mostraba ninguna expresión además de la confusión que mostraba su cara se puso serio y como su curiosidad era tan grande decidió seguirle el juego, de todos modos era una niña linda y aparentemente casi de su misma edad así que nada malo podría ocurrir. - Muy bien, ya se que haremos, ya que te encuentras perdida iremos a un café a tomar algo y me cuentas tu historia, pero mejor primero te cambias porque no puedes estar vestida así, llamas mucho la atención- y era totalmente cierto, su vestido la hacia parecerse a Vilma de los Picapiedras al lado de todas aquellas personas de la gran ciudad. - ¿Estas de acuerdo?- - Está bien - respondió Serafina sin entender a que se refería con "café" y "llamar la atención". Entraron en una tienda de segunda mano y Stephan compró un jean azul, una remera rosa y un par de zapatillas de tela blancas, en total no gastó mas de 30 dolares, no era ropa nueva ni de marca pero al menos de esa manera ella lucía un poco mas normal. Luego se dirigieron a un lugar muy bonito lleno de mesas y se sentaron junto a una ventana. Ella seguía asombrada pero a la vez fascinada por todo lo que estaba viendo, no se parecía absolutamente en nada a lo que había estado viviendo en sus 16 años de vida. - ¿Que desea tomar? - Preguntó una señorita con el pelo recogido, vestida de negro. - Un capuccino por favor - respondió Stephan. - Yo también- dijo ella sin tener la mas remota idea de lo que estaba ordenando. Con toda la ansiedad y el shock de lo que había sucedido ella se había olvidado de agradecerle por ayudarla, de hecho ni siquiera se había tomado la molestia de mirarlo ya que estaba completamente deslumbrada por todo lo que la rodeaba, lo único que se acordaba de él eran sus ojos porque fue lo primero que vió. Stephan era de contextura delgada, ojos grandes color verde agua, pelo negro azabache desmechado, ni muy prolijo, ni muy descuidado. Llevaba puesto un jean algo ancho, zapatillas negras y una remera manga larga negra, y daba la impresión de ser una persona bastante segura de si mismo, simpático y siempre sonriendo lo que lo hacia verse atractivo, bastante diferente a Dean quien parecía un niño a su lado. Mientras ella lo observaba los capuccinos llegaron y Serafina dió su primer sorbo.


sábado, 17 de octubre de 2009

La caja de cristal - segunda parte


Redonda, transparente y pequeña como la palma de su mano era la caja de cristal que había encontrado esa tarde dentro de la valija. Tenia una tapa que terminaba en punta dándole una forma triangular y al verla a través del sol reflejaba los colores del arco iris. Era algo realmente hermoso de ver y algo que definitivamente Serafina quería conservar. El sol comenzaba a ocultarse lo que indicaba que era hora de volver a casa y volver a casa significaba dejar ese nuevo y curioso mundo de lado y volver a la realidad, a su familia y a su rutina diaria así que Serafina guardó todo lo que había encontrado y escondió la valija dentro de una pequeña cueva a la cual cubrió con hojas de palmera. Escondió muy bien todo excepto las fotos y la pequeña caja de cristal que al ser pequeñas podía esconderlas facilmente entre su ropa y llevarla a casa sin levantar ninguna sospecha. Camino a su casa se encontró con todos sus vecinos que acababan sus jornadas y regresaban también a sus casas junto a sus hijos luego de un largo día y entre ellos se encontró con Dean que venia muy amistosamente a saludarla. Dean era descendiente de uno de los fundadores de la aldea, su familia era una de las mas importantes y respetadas del lugar y era el sueño de toda niña que vivía allí no solo por su posición social si no también por su apariencia su pelo negro, sus ojos verdes y el porte y los modales de una persona importante. Siempre impecable, siempre simpático, siempre rodeado de personas y todo lo que hacia lo realizaba perfectamente lo cual lo hacia un muy buen partido. Ese era el ultimo año de Dean por lo tanto todas las adolescentes del lugar estaban pendientes de todo lo que el hacia y buscaban mil maneras de llamar su atención para que el las eligiera como futura esposa, aunque por otro lado se corría el rumor de que sus padres serian quienes le elegirían pareja por lo tanto las jóvenes hacían todo lo que podían para caerles en gracia a los padres de Dean, en fin todo aquello que podían hacer lo hacían. Pero la realidad de todo era que a Dean le gustaba mucho Serafina, la veía como la mujer adecuada para ser su esposa ya que se destacaba en todo lo que hacia y también era muy hermosa al igual que el, serian la pareja perfecta era lo que siempre el pensaba y tenia toda la intención de declararse en la fiesta de ese año, incluso había hablado con sus padres los cuales le dieron su aprobación. Esa tarde Dean vio a Serafina y decidió ir y hablarle y comenzar a acercarse a ella poco a poco hasta ganársela por completo, o por lo menos esa era su idea. El corrió hacia donde estaba ella y la saludó con una sonrisa de oreja a oreja pero no alcanzo a decir una sola palabra porque ella venia tan apurada y nerviosa que no se percató de su presencia y lo único que el pudo hacer fue mirar como se perdía rápidamente en su camino. Serafina sentía toda la adrenalina corriendo por sus venas, nunca le había ocultado nada a nadie y tenia tantas ganas de contarle a alguien sobre su descubrimiento pero sabia que contarlo seria problematico por lo cual llegó a su casa, le dijo a su madre que estaba muy cansada y que no iba a cenar y se encerró directamente en su habitación. Realmente se sentía cansada, ese día había sido muy agotador con todas las actividades que tuvo que realizar y luego la emoción de su gran descubrimiento que la hizo pensar hasta que le dolió la cabeza. Se recosto sobre su cama y con ambas manos sostenía la pequeña caja de cristal y las siete fotografías a las que no podía dejar de mirar. Una vez mas las preguntas comenzaron a rondar en su cabeza, como suaves susurros en su oído, sentía tanta curiosidad al punto de desear con todo su corazón conocer esos lugares y ver con sus propios ojos aquello que reflejaban esas fotografías cuando de repente la pequeña caja se abrió.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

La caja de cristal - primera parte


Los rayos del sol comenzaban a iluminar la aldea esa mañana y comenzaban a asomarse a las ventanas de cada familia acariciando sus rostos con su calida luz, anunciandoles que un nuevo dia habia comenzado y poco a poco todo se iluminó y cada familia comenzó con su rutina diaria; los jovenes al colegio, las amas de casa a comprar y a ordenar la casa y los hombres a trabajar al campo. Por generaciones la vida habia sido asi, siempre la misma rutina dia tras dia, año tras año y la gente estaba tan acostumbrada a vivir a tal punto que nadie habia dejado la aldea desde que fue fundada hacía muchos años atras, tantos que ya ni se acordaban cuantos años habian pasado desde entonces. Todos se conocian, todos confiaban el uno en el otro, nadie pasaba hambre, todos eran felices, pero lo curioso de este lugar era que nunca recibian visitas, de hecho nunca recibieron visitas, era como vivir en una burbuja. Como en toda burbuja al no tener visitantes y al no haber visitado nuevos lugares los habitantes de éste lugar desconocian por completo lo que habia mas alla de los limites conocidos impuestos por los fundadores del lugar conocidos como "el mar y las montañas", tampoco sabian su procedencia, creian ser los unicos habitantes del lugar, pero vivian tan bien y en paz que nada de esto les preocupaba en absoluto. No les interesaba saber si pasando los limites habia algo mejor o peor, no sentian curiosidad siquiera porque estaban demasiado comodos viviendo en su ignorancia. A pesar de su ignorancia, ellos sabian leer y escribir, tenian un diario propio donde se escribian historias, donde se narraban los acontecimientos del dia y todo aquello que podia ser interesante como el reporte del clima para los dias siguientes, los nacimientos y defunciones, casamientos, cumpleaños, aniversarios, festivales y demas. Tambien tenian un sistema educativo donde los niños eran preparados para el futuro no solo aprendiendo a leer y a escribir si no tambien aprendiendo de la naturaleza y cuando llegaban a la adolescencia se los preparaba a los varones para trabajar la tierra o en el mar y a las mujeres en tareas domesticas de todo tipo y al finalizar los estudios se hacia un festival con el propósito de encontrar a la pareja ideal y casarlos al año siguiente en el mismo festival o por lo menos esa era la idea. Esa mañana de primavera Serafina se levantó como toda mañana, de contextura delgada, cabello rubio y ondulado y ojos color marron brillantes, se vistió con su vestido verde agua, desayunó y partió hacia el colegio. A los dieciseis años ya se es considerada una señorita por lo tanto el horario y las clases de Serafina comenzaban a ser mas estrictas. Esa mañana iba a comenzar a aprender a trabajar la lana, a tejerla y a teñirla, afortunadamente nunca faltaron los animales en ese lugar por lo tanto tenian ovejas listas para esquilar y comenzar a trabajar. Ese dia fue muy cansador, la oveja de Serafina era tan inquieta que le llevó todo el dia intentar esquilarla asi que al terminar el dia ella decidio dar un paseo por la playa y sentarse a mirar las olas ir y venir en unas rocas donde solia descansar. Mientras se dirigia a ese lugar algo llamó poderosamente su atención, era algo que nunca habia visto, algo que sabia que no pertenecia a ese lugar...pero ¿Cómo? ¿acaso no eran los unicos? Se acercó desconfiada pero con mucha curiosidad hacia ese "algo" que la marea habia traido. Cerrada y de color marron oscuro yacia entre las rocas una valija. Probablemente de algun naufragio solo que ella desconocia completamente de donde venia todo eso. Miro la valija, dio vueltas a su alrededor y luego de pensarlo decidio abrirla. Dentro de la valija Serafina encontró vestidos, hermosos vestidos, los encontraba tan hermoso que ella nunca hubiese sido capaz de imaginarse algo asi. Con toda delicadeza coloco los vestidos sobre las rocas para que el sol los secara y siguió con su busqueda.

Por primera vez sentia que el deseo de querer saber mas la invadia. ¿De donde venia todo eso? Su cabeza se lleno de preguntas y siguió buscando en la valija las respuestas a todas esas inquietudes que sentia. Encontró tambien papeles mojados que ya no servian porque la tinta se habia corrido y eran imposibles de leer pero lo que mas le llamo la atencion fueron las fotografias que encontró y que el agua del mar no habia alcanzado a destruir. Sus ojos se abrieron aun mas cuando vió en esas fotografias grandes ciudades llenas de colores, peronas por todos lados muy diferentes a ella y a su gente, todo un mundo nuevo que para ella parecia irreal. Eran solo siete fotografias pero Serafina las iba pasando una y otra vez como si fueran miles y por primera vez se hizo la pregunta que quizas nadie se atrevió a hacer jamas ¿qué habia mas alla? Serafina sabia bien que debia mantener en secreto su tesoro ya que podria traer problemas. Sabia que corria el riesgo de que no acepten lo que ella decia o que le quiten su tesoro por lo tanto decidió esconder todo y comenzo por guardar las fotografias en la valija cuando se dio cuenta que dentro de la valija habia algo mas...una pequeña caja de cristal.