PERFIL

lunes, 4 de enero de 2010

La caja de cristal - quinta parte


En unos pocos minutos todo se cubrio de un manto blanco. Parecia que una amplia alfombra de terciopelo se habia extendido a sus pies y ella en su ingenuidad se inclinó para sentir su suavidad pero se encontro con algo totalmente frio que dejó sus pequeñas manos coloradas.
-Nunca habias visto nieve ¿verdad?-preguntó Stefan. Ella lo miró y respondio con toda confianza -No, y tampoco sabia que podia existir un lugar tan frio! En el lugar donde yo vivo el clima es calido todo el año, incluso cuando llueve.- A pesar de todo Serafina se sentia bien, estaba a gusto, deslumbrada y habia perdido la nocion del tiempo y recordar el clima en su aldea trajo a su mente imagenes de su familia y de su madre preocupada por su desaparicion y a todos sus vecinos buscandola. De alguna manera tenia que volver y necesitaba ayuda por lo tanto no tenia otra opcion que confiar en Stefan y contarle todo, pero ¿como empezar?
La noche ya habia llegado y con ella la hora de la despedida. Stefan dudaba mucho en dejarla asi, tan sola, pero si ella no le decia nada el no podria ayudarla. Ya habia intentado preguntarle y ella simplemente esquivó el tema. Era lógico, se acababan de conocer y ella no iba a revelarle su secreto a un extraño que se encontro casualmente en la calle y a pesar de haber pasado un dia juntos no era tiempo suficiente como para lograr que ella confie en el. Por otro lado tampoco queria dejarla, la veia tan fragil, tan perdida y sus ojos revelaban una inocencia que jamas habia visto en su vida. La manera en como se sorprendia con cada detalle de lo que la rodeaba, como disfrutó de algo tan común como una taza de cafe, su interés por tocar la nieve, por conocer todo lo que el ya conocia y convivia a diario, todo eso le gustaba, le atraia, le generaba curiosidad y le hacia preguntarse en que momento todo se convirtió en una rutina y dejo de disfrutar. Definitivamente le gustaba y no queria dejarla alli sola por lo tanto hizo su ultimo intento.-Necesitas ayuda ¿verdad? - Fue como si hubiese leido su mente. En ese momento ella pensaba exactamente que necesitaba ayuda para volver a casa por lo tanto se armo de coraje y decidió finalmente confiar en el. -Si...la verdad es que no se como llegar a mi casa...- Fue un comienzo medio pobre, pero un comienzo en fin. Estaba muy nerviosa y el lo sabia pero no queria que la situacion se vuelva tensa. Ambos se dirigieron hacia una plaza y se sentaron en un banco. La nieve ya habia cesado y solo quedaban los restos de aquello que parecia una alfombra de terciopelo blanca. Una vez sentados ella se abrazo a sus rodillas y finalmente abrio su boca: -Vengo de una pequeña aldea, no se donde queda y no se exactamente como se llama porque se suponia que eramos las unicas personas y que no habia mas aldeas al rededor y nunca le preste atencion al nombre - Su voz sonaba cada vez mas nerviosa y el la miraba atentamente. - Y la verdad es que no se como llegue, yo solo estaba en mi casa mirando la caja de cristal que encontre en la playa y todo dio vueltas y llegue a este lugar y no se como volver - Stefan no entendia nada de lo que ella estaba hablando, todo sonaba a una gran mentira pero al ver la desesperacion en los ojos de Serafina comprendió que no lo era. - Dejame entender esto. Estabas en tu casa con la caja que encontraste y apareciste aqui, y ¿como es eso de que son los unicos? ¿nunca habias estado en otro lugar o conocido a otras personas? ¿Donde encontraste la caja? - Muchisimas preguntas habian en la cabeza de Stefan, todo era demasiado confuso para el ya que ella lo habia dicho todo sin rodeos, sin explicaciones, pero aparentemente eso le habia quitado un peso de encima a Serafina y ahora parecia estar mas tranquila. -En mi aldea somos los unicos habitantes, se suponia que eramos los unicos en el mundo o por lo menos eso es lo que se cree desde hace cientos de años. Nadie se preocupa por eso, nunca conocimos a nadie diferente y jamas nos preguntamos si habian mas personas mas alla de los limites, pero hace unos dias cuando caminaba por la playa encontre algo entre las piedras y en su interior habian ropas de un material que no conocia, imagenes, entre ellas una del lugar donde nos encontramos, y una caja de cristal. Por miedo a lo que pudiese suceder escindi todo y traje a mi casa la caja con las imagenes y mientras observaba la cajita algo sucedio que apareci aqui.
- ¿Magia?- pensó Stefan en su interior. Todo sonaba a un cuento de hadas, pero ella hablaba de un lugar desconocido que ignoraba la existencia de otras personas, de limites y de una caja magica que al parecer transportaba personas. La curiosidad estaba totalmente despierta y con ansias de saber mas y el comentario de los limites daba vueltas en su cabeza. - ¿Podrias explicarme eso de los limites? Preguntó. La curiosidad habia ganado. -Las familias fundadoras marcaron limites en la aldea. Nadie puede ir mas alla de las montañas ni mas alla del mar porque es muy peligroso y las personas que cruzaron los limites nunca volvieron asi que no sabemos que cosa hay del otro lado.- respondio ella mas tranquila. -Pero...¿nadie nunca se preguntó por que no podian cruzar?- Serafina se detuvo un momento a pensar. Era cierto, ella vivia tan bien y tan tranquilamente que nunca se lo habia preguntado. -No nadie se lo ha preguntado. Llevamos una vida tranquila sin necesidades y a decir verdad...a nadie le interesa que hay mas alla...y de haber algun interesado se le recuerda a los que no volvieron, pero no han habido interesados en años.-
Mas preguntas se formulaban en la mente del joven, pero ahora habia que resolver lo mas importante...el misterio de la caja de cristal.

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