PERFIL

lunes, 7 de septiembre de 2009

Rutina de una mascotar


Cierta mañana Chicha se despertó. Pequeña, blanca y con un ojo negro, de ninguna raza en particular pero con todo el porte y la actitud de un perro de competencia, con el caracter bien formado como todo animal de 8 años humanos de vida, podria decirse que solo le faltaba hablar. Estriró sus cortitas piernas, dió un gran bostezo y fue a despertar a su dueña para salir y decirle "hola" al mundo y comenzar un nuevo dia. Afuera el dia aparentaba ser uno muy lindo, por la ventana entraban los rayos calidos del sol, las calandrias cantaban y era el mes de septiembre asi que definitivamente tendria que estar agradable afuera o por lo menos eso Chicha pensó. La puerta del patio se abrió y junto con los rayos del sol entraron tambien rafagas de viento frio, tan frio que la pobre perrita blanca se escondió en su cajón, pero tan grande era su necesidad de salir que se armó de valor y salió a enfrentar el frio de la mañana y a cumplir con el "llamado de la naturaleza". Dió un par de vueltas para estirar las piernitas, jugó con Mara su hermana adoptiva, por ser grande y de sangre ovejera, y compañera de juegos hasta entrar en calor y al ver que el cielo comenzaba a oscurecerse ambas decidieron que era hora de volver a la casa. Nuevamente la puerta del patio se abrio y ambas entraron inquietas dentro de la casa, su instinto les decia que algo grande venia y no estaban equivocadas! El cielo se oscurecio y los truenos y refusilos comenzaron a escucharse y mientras la orquesta sonaba en el cielo grandes trozos de hielo caian a la tierra...si, era granizo! Y mientras el granizo caia y las personas corrian a cubrir sus autos a fin de que no se dañen, ambas hermanitas dormian acurrucadas, calentitas y con la seguridad de que tenian un gran techo que las cubrian y una manta para esconderse cuando los flashes de los refusilos y la orquesta sinfónica de los cielos amenacen por la ventana de la cocina.

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